misoginia crónica

De dónde salimos tanto macho abusador? ¿ Por qué nadie hacemos nada?  ¿ Cómo se acaba de raíz con una conducta misógina y de paso homofóbica tan arraigada en la cultura local?

Machos y muchos, salimos de las madres que nos parieron y nos malcriaron siendo jovencitas ellas, convertidas por generaciones en hijas despreciadas, hermanas abusadas, esposas abnegadas y después otra vez en madres abandonadas por sus esposos, desobligados padres de hijos varones, siempre hechos machos, consentidos por sus madres incondicionales y luego en el peor de los casos sometidos a madrazos por padrastros incompetentes.

Niños sobreatendidos o desatendidos, que con el tiempo repiten inevitable y viciosamente el patrón perverso de maltratar a sus mujeres, como sus padres lo hicieron con sus madres. Inconcebible, pero también éstas mismas madres han empujado a sus hijas a servir sumisas a sus hermanos y a otros machos similares. Y así hasta el eterno e inalcanzable cansancio.

Con la pena, pero la culpa de que exista tanto misógino malnacido, es trágicamente de quienes ahora más sufren el acoso y el crónico maltrato, lo toleran en silencio y lo perpetúan en anónima complicidad familiar y social..

Para salir cuanto antes de éste absurdo paradigma patriarcal, se me ocurre que:

Si las mujeres hoy, conscientes de su discriminada circunstancia y dispuestas a cambiar este inmundo mundo de machos egocéntricos, actuaran o actuasen en consecuencia, así como ya explotó la denuncia del sistémico abuso sexual en ciertos círculos expuestos. Y si por nuestro lado, el hombre, se reconociera como un parásito pornoadicto, como un enfermo tumor maligno y, sin reserva, se rindiera frente al radical remedio. Podrían así entonces cambiar  por fin éste obsoleto status, en menos de lo que tarda una generación en regenerarse. A lo macho, en veinte años por mucho.

Me atrevo a imaginar que la mujer de treinta y tantos y hasta cuarenta y varios, algunas ya madres prematuras y solteras, ahora independientes, pudieran por un tiempo razonable, estar abierta e íntimamente enseñando y conduciendo, mediante práctica avanzada, a los  jóvenes soeces de veinte y pocos,  a ser hombres sensibles, inteligentes, funcionales y sin los típicos patéticos complejos nacionales.

Buscando así convertir a estos ineptos pseudo machos, eternos pubertos precoces, prepotentes de frágil virilidad; en verdaderos varones, en amantes aplicados, en parejas complementarias y felizmente en futuros padres presentes y amorosos.

Evitando así, que inevitablemente más adelante, cuando estos mismos infelices tengan treinta y tantos, lleguen sin remedio a querer domesticar a inocentes bellas doncellas, disfrazados de falsos caballeros valientes, recurrentes irresponsables, responsables de las calamidades sexistas que subsisten en las constantes relaciones disparejas.

Sí, así como loyen. Las damas refinadas, si desearan darnos otra posibilidad de uso, otra inmerecida oportunidad, se tendrían que hacer cargo del penoso asunto y asegurarse que para cuando estos brutos inmaduros se encuentren en edad de apareo, nos hayan transformado, por la buena, en un género digno de la especie y en especial de las mujeres.

PD: Habrá que pensar después cómo resulta este nuevo modelo de convivencia indiscriminada, en las diferentes etapas de la vida y si la vida en pareja prevalece a pesar de la obvia contradicción y evidente contracorriente.

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