De terror se vislumbra el futuro de la humanidad, inevitable será el fin de los recursos vitales, imposible será la atmosferizacion de Marte u otro planeta con supuestos rastros de carbón o hidrógeno. El avance tecnológico no alcanzará para retardar el destino, para cuando la ciencia se entere que no hay vuelta atrás, ni a donde ir a escapar del calor provocado, será demasiado tarde. No habrá cohete que suba tan alto, ni arca que navegue el diluvio o lo que venga, no habrá cosecha transgenica ni hormona con patas que alcance para todos. Somos muchos animales en el mismo barco.
Los muy pocos, los menos iguales, serán los que con mucho sacrificio e instinto de supervivencia la librarán, se salvarán por selección natural, tienen ya como siempre comprado su boleto al cielo, aplicarán cruelmente la ley de la selva, la ley natural de que el más fuerte se come al débil.
La tierra seguirá campante orbitando hasta el fin del universo, pero el humano común y corriente, a pesar de todo, no llegará tan lejos. El optimista de Hawking ya dijo que a más tardar en 600 años se achicharra el planeta, queramos o no.
Para salvar el pellejo por un rato más, la élite en el poder tendrá que, para apenas subsistir, enfrentar algunos retos atmosféricos y otros de carácter inmoral, de éstos últimos, el más complejo será por mucho el de pensarnos de nuevo desiguales, entender que existen seres que en algún momento se consideraron humanos o semi-humanos y que ahora, evidentemente, ya no es así. Estaremos sobreviviendo tiempos de inmensa escasez y no alcanzará para todos, como alguna vez se soñó la humanidad liberal.
Se salvarán, solo por un tiempo más, los que controlen el estado de las cosas, que no necesariamente será la élite ahora en el poder, ya que en los próximo 100 años cuando el destino nos alcance, todo o nada podrá suceder. En todo caso, los sobrevivientes, lo serán a costo y costa de los que no.
Una parte de la humanidad irá a dar al rastro y la otra derechito al infierno. Espero que con eso nos alcance para un rato más.
F I N