El cuidado que Dios tiene de la creación y de sus criaturas / Disposición anticipada que mira o conduce a un fin./ Arreglo de un lance sucedido, para remediar el daño que pueda resultar.
Lo que determina nuestra experiencia de vida presencial como terrícolas orgánicos es: 1. la inconsciente certeza de la constante de gravedad, 2. nuestra perspectiva en el continuo espacio- tiempo, 3. la consciencia de ser un ente mortal e indivisible y 4. saberse transportable dentro de un sujeto que refleja luz direccional y proyecta sombra sobre un cierto plano. Establecido lo anterior, propongo que, por salud mental el diseño celestial de la experiencia virtual en el metaverso deberá obedecer parcial o relativamente a estas cuatro condiciones vitales para que el cibernauta empoderado no pierda la esencia humana y no se descoloque por completo en un mundo irreal, sin límites creíbles o leyes físicas.
Podemos como dichos terrícolas afincados en nuestros dispositivos inteligentes, imaginar un futuro muy próximo inminente en dónde estaremos virtualmente; “viviendo nuestras vidas” en escenarios, escenografías y circunstancias ficticias, generadas artificialmente por algoritmos demasiado aventajados en el conocimiento de nuestros sueños inconfesables. La tentación oculta de los humanos o robots que estén programando las reglas del supuesto juego virtual en un ajeno planeta paralelo, sería dotarnos de superpoderes capaces de transgredir las cuatro condiciones vitales que, como dijimos, determinarían ahora nuestra experiencia de vida virtual, lo cual debería ser inhumano y por lo tanto ilegal. Es decir, no importa qué clase de increíble ficción diseñada estuviéramos consumiendo en la red, por ningún motivo virtual se nos debería permitir despegar de la superficie o perder suelo sin gravedad alguna, o acelerar o desacelerar el tiempo de forma tal que se distorsione el espacio o alteré nuestra perspectiva relativa, así como también que, por ningún motivo, se nos permita existir en el cosmos digital, sin límite de tiempo de vida o energía o en dos o más instantes simultáneos o en diversos lugares distantes a la vez.
Con estas providencias predeterminadas se garantizaría la sana adicción a una mejor vida alterna o eterna.