De los máximos privilegios que tengo es no tener auto por no necesitarlo y poder así disfrutar la posibilidad de caminar alrededor y al interior de mi burbuja sin trámite alguno. La tenencia de un auto estigma no ayuda a elevar la autoestima de uno, como cualquiera podría mal pensar; al revés provoca baja estima propia y pena ajena, va en sentido contrario de una solución viable al problema de la ciudad colapsada en su tráfico intransitable. En cambio andando sin la estorbosa carrocería, te sientes libre para transitar por la ciudad siendo parte importante de la solución inteligente y no culpable de ser la parte babosa del absurdo problema de estar embotellado dentro de un receptáculo de acero, cristal y estrés.
Tener automóvil es moverse en automático. Preocupa que cuando se ocupa coche, se ofrece viaje en automático y cuando menos lo piensas, Waze mediante, ya vas montado en la maquinota esa, camino al desfiladero sin ruta conocida al destino final. En cambio, sin la tentación de la tenencia de un auto, se aprende a estarse uno quieto, sin angustias transitorias. Autoinmóvil.