Vudú Trips

En éste siglo XXI a principios de los años 30´s se acostumbraba ya viajar a cualquier parte del mundo sin los inconvenientes traslados de la materia humana.

Con Vudú Trips la mayor agencia de descargas in situ, Rigoberto, nuestro audaz viajero, se había ido antes a Belice como asistente de buceo y a las Vegas como boxeador de bulto en pelea estelar. Ambas aventuras habían sido fantásticas e inolvidables.

Ésta vez Rigoberto deseaba vivir a pelo y a pleno el Carnaval de Río.

Había ya reservado un lugar en el limitado cortex de Ronaldo; un nativo bien plantado, guenopalbaile, que trabajaba de eventual cargando bultos y vedettes en la escuela de samba del municipio de Macaé, a cambio de comida y un poco de pasta que gastaba en heroína de la barata.

Con lo que le pagaba Vudú Trips por concepto de ocupar un pedazo de su materia gris, Ronaldo se rentaba un cuarto en Fazenda Coqueiro una céntrica favela de mala muerte.

Rigoberto ya había estado en Río hace unos años con su pareja en turno, en ese tiempo todavía no conocía Vudú Trips y la verdad no se la pasó bien en carne propia.

Los asaltaron recién llegados, dos días después le pusieron una madriza unos mexicanos a la salida del estadio Nilton Santos * y para colmo su ahora ex novia tuvo que ver con un mulato marca diablo mientras él pasaba la noche en un separo del penal de Bangú junto con dos criminales más. Pero Rigoberto se quedó con ganas de regresar y quitarse el mal sabor de boca.

El plan era soñado Rigoberto habitaría 4 días 5 noches la piel de Ronaldo durante el Carnaval de Río, el hospedaje físico no estaba incluido pero dormir no era parte del programa. Todo lo demás estaba al tiro y a pedir de boca.

.El habitáculo animal incluía todas las amenidades típicas de una especie carioca endémica: Una alzada sobresaliente, facha de circunstancia, arrojo para resolver a golpes, alto umbral al dolor, gran oficio sexual, bien dotado de género y por el otro lado, convenientemente tenía poca capacidad de razonar y en especial escaso sentido común.

Ronaldo era virtualmente el personaje más apropiado para gozar en carne ajena de 100 horas continuas de lujuria y placer sin daño alguno para el físico del pasajero.

Lo único que tenía que llevar Rigoberto al viaje era una pequeña parte de su conciencia, algo de memoria de corto plazo, disposición extrema y tomarse con anticipación su cucharada de Dramamine para el mareo que daba aparecer en un lugar remoto, siendo otro diferente y mejor presentado.

Pagó además un “up grade” que le incluía un GoPro3D para monitorear toda la acción a tiempo real y “a nivel cancha”, completando así la experiencia sensorial que levantaría como producto de su descarga en Río.

Lo que pasó después a Rigoberto fue de verdad carnavalesco, resulta que Ronaldo en su desenfreno, impulsado por el éxtasis y morbo de el mismo pasajero, también en parte por tanta coca que le empujo a meterse el mismo pasajero, se pasó de tueste y con el macho a cuestas maltrató con rencor a una gringa bastante buena, que también en ese momento se encontraba ocupada por un pasajero furioso que andaba buscando quien se la pagara.

La situación se salió de control y Ronaldo después de resistirse heroico al arresto de cinco uniformados, maltrecho y encabronado fue a dar con todo y su huésped pasajero al mismísimo penal de Bangú, junto con otro compa que quiso quitarle la ley de encima.

Lo muy malo fue que entrando al separo y en la calentura del carnaval se toparon de lleno y en tiempo real con el Rigoberto de carne y hueso, quien ya llevaba ahí adentro, fuera de si, varios meses encerrado desvariando y con ganas de hacerse vudú a si mismo.

F I N

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