santos reyes magos persas

Nacido, pues, Jesús en Belén de Judá en los días del rey Herodes, llegaron del Oriente a Jerusalén unos magos diciendo: «¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer?».

Evangelio de Mateo (2, 1-2), versión Reina-Valera, 1960

Obligado por las festividades y por las tradiciones paganas, que a todos nos pegan en estas santas fechas, me puse a investigar un poco sobre la impertinente costumbre de regalar, como padres incógnitos a hijos crédulos, juguetes por parte de Santo Clos y/o de los advenedizos Reyes Magos.

Pensaba yo que Santa era un invento de los gringos y en particular de Coca Cola, pero resulta que la leyenda de San Nicolás es mucho anterior a los mentados Magos estos. Pero eso es lo de menos, resulta que según quién lo cuente y cuando los mencione, son a conveniencia, personajes diversos y diferentes.

Me extraña que, según dicen las escrituras, siendo sabios creyentes de Zarathustra o Zoroastro, como el único creador increado de todo, estuvieran de disidentes buscando al Rey de los Judíos, ¿como para qué? Dicen que iban de mandaderos de Herodes a espiar la ubicacion justa del bendito pesebre, para después mandar matar al inocente recién nacido que amenazaba su reino, pero que, iluminados por la misericordia divina, decidieron mentir a Herodes y ocultar lo que la estrella de Belén les había revelado. Por cierto dicha mentira, que en principio pareció piadosa, produjo a la mañana siguiente un infame infanticidio, justo el día que ahora se festeja la navidad regalando juguetes a los niños.    

Los según estos “Sabios Orientales”, que en aquel entonces se les llamaban también “Magos de la Ciencia” y que por sus finas vestimentas turcas los creyeron “Reyes Persas”, llevaban obsequios de gran simbolismo pero de poca ayuda para lo que se venía venir después del misterioso alumbramiento navideño ; “ Oro (por su supuesta naturaleza real), incienso (como culto a su probable naturaleza divina) y mirra (extrañamente un embalsamador para muertos, representando el sufrimiento y muerte futura de Jesús)”. Por cierto en las sagradas escrituras, ya después nadie dice qué pasó con los regalos y en particular, el oro que ya nadie supo luego dónde quedó y que por poco que hubiera sido, hubiera sido de gran ayuda para José, que ni la debía ni la temía, pero tuvo que huir sin entender de quién era el chamaco y porqué lo andaban buscando. Parece ser que por el hecho de traer esas tres ofrendas, se dio por sentado que eran tres los personajes que los traían.  Aunque en algún momento las distintas tradiciones han señalado que eran cuatro, siete y hasta doce magos según sea el interés de justificarlos.

Cuando eran doce, eran uno por cada tribu de Judea, a manera de comitiva religiosa iban representados todos los que reconocían, ahora sí, al verdadero mesías esperado. Y cuando cuatro y luego tres, que representan, o bien las edades del hombre y o las tres principales razas del mundo conocido, cada uno montado en su bestia endémica; el caballo, el camello y el elefante, animales que sin imaginarlo pasarían a completar el tradicional Nacimiento, junto al buey, el asno y unos cuantos borregos.

Trágicamente al final de sus días los tres terminaron martirizados y depositados en el mismo sarcófago. Así juntos, según dicen, los halló Santa Elena y se los llevó cadáveres a Constantinopla. Posteriormente, Barbarroja, en el siglo XII, los trasladó a Colonia, Alemania, donde hoy reposan con las coronas que supuestamente llevaron durante su existencia (según la tradición, los relicarios con sus presentes se hallan en el monasterio de San Pablo, en el Monte Athos). Miles de peregrinos empezaron a llegar a Colonia, lo que propició que en 1248 se iniciara la construcción de su Catedral, que llevaría más de 600 años terminarla. Hoy día es uno de los monumentos góticos más impresionantes de Europa.

No cabe duda que Gaspar, Melchor y Baltazar son ahora un trío bastante popular, pero en honor a la verdad yo mi carta se la hice mejor a santo clos.

 

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