móvil vivendi

La capacidad virtual de estar en todos lados y en ninguno a la vez, es ahora un hecho común y corriente. La omnipresencia nos permite estar pendientes y localizable en todo momento y en cualquier lugar que tenga conexión al ciberespacio, esto posibilita cosas increíbles, pero no aplica a cualquiera que crea.

Para algunas personas competentes se acabaron las fronteras, se materializó por fin la aldea global, bien pueden hacer sus vidas geográficas en donde mejor convenga, en dónde se encuentren a gusto y los valoren más.

Las naciones y las nacionalidades son ya una condición de división politica obsoleta que no aporta ningún valor cultural genuino y sólo pretenden el tributo impuesto a los contribuyentes cautivos. La patria es sólo un lugar ficticio en la memoria de nuestros ancestros y posiblemente en donde se quedaron enterrados nuestros abuelos vivos o muertos.

Ahora la residencia personal y el modus móvil vivendi es lo que es el hogar y es lo que contiene contento al individuo conectado al sistema, sin tener que echar nunca de menos a la familia cercana o a los lejanos paisanos.

De pertenecer a una religión, ni dios lo quiera, hace mucho tiempo que la razón práctica y la tecnología de conveniencia sustituyó al supuesto creador divino y a sus diabólicas iglesias o templos. El dogma de fe parece que a dejado de funcionar milagrosamente.

Tampoco es plan, quedarse en ningún matrimonio inconveniente o familia disfuncional que te mantengan atado a la culpa absurda y apegado a personas o circunstancias equivocadas. El compromiso es con uno mismo y con el planeta.

La ilusión de la seguridad patrimonial y estabilidad material se ha desvanecido, y ahora los que saben vivir el cambio permanente, se desempeñan con destreza y sin temor en escenarios normales de malestar, inestabilidad e incertidumbre.

Los empleos estáticos, en empresas tradicionales con marcas serias, ya no garantizan un desarrollo personal suficiente y sustentable. Sirven solo de referencia pasada para aspirar a algo más adelante, por lo pronto inexistente, pero cuando aparezca la señal de ahora o nunca,  los deberá encontrar con margen de maniobra, posibilidad de movimiento y potencial de impacto social.

En fin, resulta que, los ahora citizens of the world wide web residentes sin nacionalidad propia, sin fe en la condenada política ni en la religión salvadora, sin empleo fijo y sin pareja fija, se desenvuelven perfecto desde su virtual autonomía, siempre y cuando exista movilidad, conexión segura al mundo exterior y no se les caiga el sistema interno o se enganchen con alguna app adictiva del infra mundo digital.

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