estrés ocioso

Sucede que cuando pasa y tienes la vida en esencia ganada, sin mucho que perder y nada de qué preocuparse o hacer al respecto. Viviendo como rico de tus pobres rentas, ahora el estrés se da al revés.

Es una angustia diferente, estresado por no tener en qué ocuparse para librar la normalidad de la jornada. Antes la agenda estaba llena de pendientes y compromisos importantes, ahora, con las puras fechas en blanco, es al contrario, el apuro es que tienes todo el tiempo del mundo, sin prisa, sin nada que hacer y mucho por vivir.

Entonces no queda de otra, más que rendirse al mandato del ocio. Humildemente asumirse inútil, aceptar que la electa recesión laboral es vivir en una especie de depresión incómoda. Ahí metido en tu zona de inconfort, debes saber tocar fondo, plantarte en firme y sacar provecho del estrés ocioso.

Por el momento, me dedico a tratar de describir la sustancia que me compone. Con el afán de ocuparme, escribo lo que creo que pienso de mi circunstancia y mi conciencia, intento retratarme para poder ver quien aparece en mi propia mente. Que suerte que lo puedo hacer ahora que lo pienso. Aunque la vida es muy larga, llega el momento de recapitularse y de ser posible capitalizar lo vivido y dejar un legado narrativo, un recuento de tu historia personal que constate que existe un individuo adentro de tu persona.

Lo que en mi caso escribo, no obedece a complacer a ningún lector externo, es una simple conversación amistosa entre uno mismo. Si acaso tuviera un propósito agregado, sería revelarte tal cual, frente a quienes has elegido como tú reparto estelar en esta obra de ficción y fantasía.

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