discurso en curso

Siendo un formal empresario, hace más de 18 años vote por fox para presidente, creyendo ingenuo que la “derecha” era la mejor opción de cambio y la salida posible a los malos y abusivos gobiernos del partido de “la revolución institucional” ( lo que sea, que eso haya significado). Antes, convencido vote de “izquierda” por Cárdenas, quien fue vencido a la mala en urnas vilmente violadas… y después hace 13 años voté y apoyé a López porque pensé que era tiempo urgente de atender a los más pobres y controlar a los más ricos.

Para esto se necesitaba un líder cercano al pueblo, con un equipo inteligente a su lado, quien supiera manejar el lenguaje popular, con un discurso congruente y empático con la injusta tragedia de las mayorías. Ahí se perdió el momento justo. Y en las dos siguientes elecciones presidenciales, por dignidad y congruencia, anule mi voto.

En aquel pasado crítico, tuve el privilegio de colaborar con la célebre publicista Teresa Struck (mi suegra de entonces QEPD), en la creación de la campaña de su autoría “ Por el bien de todos primero los pobres”, y en aquel entonces discutía civilizadamente con mis amigos priistas y panistas, sobre la conveniencia de que ganara la “izquierda moderada”; que las “barbaridades” que profesaba Lopéz en sus arengas discursivas no se las tomarán personales, que no era a nosotros que nos hablaba el candidato popular, sino a la gente que lo necesitaba y lo pedía a gritos.

Les decía yo convencido, que él ya había demostrado, como jefe en el DF,  que supo mediar y salir bien librado entre “ La ciudad de la esperanza” y “ El territorio Telcel”, Los trataba de convencer, en la incertidumbre, de que López no era un necio y que entendía de que la iniciativa privada era necesaria para el progreso y el cambio que prometía.

Ahora doce años tarde, escuchando a AMLO celebrando de presidente ayer en el Zócalo, espero de verdad, que su discurso surta efecto y sirva para lo que se necesita:

Ganarle tiempo a la apurada violencia y desesperanza, confrontar al desigual status quo prometiendo a los necesitados y a los enojados, que por el bien de casi todos, se va a corregir el estado actual de las cosas. E, idealmente, mantener en marcha lo que mal que bien va en curso. 

Esto último, es lo que no parece que aparece en el discurso en curso, ni en muchas de las acciones o intenciones necias de gobierno. Sin evidencia ni datos convincentes, tendremos que tener fe ciega en la misericorde providencia mexicana.      

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *