apersonados ahí no más

Lo que él de verdad apreciaba de estar con su par de amigos disponibles, que son para el caso los únicos que existen, es que de la nada se aparecía él mismo, ahí tal cual, sin pretender expectativas falsas, justo como se suponía ser, una persona real de verdad y de mentiras, un sujeto que refleja luz y proyecta sombra, como cualquier objeto ordinario en su dimensión material. Materialmente incapaz de prescindir de los presentes y sobre todo de si mismo.

“Solo aparece tu verdadero yo ante un otro, elegido como coartada o excusa de inexistencia. Te manifiestas y te reconoces solo así, simple y casualmente, como tú yo verdadero, solo frente a alguién más en un momento dado”.

En la constante y continua coincidencia espacio-tiempo que se procuraban religiosamente este sujeto y sus dos singulares camaradas, forjaban mutuos una conveniente y ficticia realidad, lo que los mantenía motivados y mutando confiados en éste mundo infeliz.

La costumbre de verse seguido se convertía en certeza de tiempo perdido. El ortodoxo ritual era tan inevitable como predecible. El llamado era puntual a las 5 de la tarde de cada 7 días en jueves, la cada vez más escasa concurrencia se presentaba entusiasta a la cita con total disposición de no negar el ocio.

Ahí, apersonados, ecuánimes, existían viviendo su vida ideal, sin problema ni causa aparente, en su tiempo perfecto, por el bien común.

El pasado, pasado era y el futuro estaría porvenir. El presente es lo que consumían sin mesura, celebrando a todo lo que da el momento preciso en el lugar exacto. Se trataba de entre-tenerse sólos, simplemente de conjurar juntos la tentación de utilidad, sin la absurda ambición de un plan o un resultado, con la simple inventiva ociosa de cómo ganar tiempo para perder.

Él, se sentía bien, a gusto consigo mismo, por el momento solo en función de su par de iguales y de nadie más que él.

F I N

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *