En una cotidiana mañana descubrí por curiosidad y al tiempo constaté, por el evidente resultado adictivo obtenido, que la fórmula infalible para cautivar al objeto del deseo, es la que ahora nombro “La Pócima del Apego” y la cual revelo a continuación:
Cada mañana, en ayunas, temprano y tras una noche serena o no, el pretendiente tendrá que verter zumo de limón partido y exprimido al momento, en un vaso grande de agua al tiempo, medio lleno o medio vacío según sea el prisma del que lo prepara, este zumo siendo necesariamente de dos mitades de limones invertidos, es decir mitad de un limón y mitad de otro limón diferente pero de la misma cosecha preferentemente y escogidos de primera mano en el mercado más cercano; paso seguido, completar el vaso con agua caliente a punto de hervor y finalmente agregar una písca de bicarbonato de sodio. Hacer lo mismo en simultaneo con la misma poción correspondiente para uno mismo.
La cítrica y noble mezcla se convierte químicamente así en un compuesto exponenciado, algo parecido a lo que le pasa a la masa cuando se le agrega cal y se transforma milagrosamente en nixtamal y después en una delicia de tortilla con sal viva. En fin esta mágica combinación de elementos esenciales, si se toma religiosamente durante un periodo determinado de codependéncia, además de todos los beneficios gástrointestinales y propiedades alcalinas a nivel celular, logra un efecto emocional adhesivo que afianza el afecto amoroso entre quienes se sometan a dicho ritual de emparejamiento.
Otra revelación similar fue el alucinante descubrimiento de la capacidad que puede llegar a tener el agua simple de arándano asociada sistemáticamente al efecto del éxtasis moderado. La sensorial experiencia de estados alterados que produce el éxtasis ( metilenedioximetanfetamina o MDMA) en dosis educadas, aunada a la vital necesidad y satisfacción de hidratarse continuamente durante el viaje, hace que nuestro organismo y sistema neurológico se conecten al tomar ambos elementos simultáneos lo que produce eventualmente una transferencia de efecto cruzado.
Lo mismo pasa por otro lado con determinados escenarios frecuentados, relacionados mental y emotivamente con un predeterminado espíritu creativo o ambiente lúdico que disparan una predisposición a fluir ligero entre amigos reales e imaginarios que se prestan jubilosos a entretener el ocio creativo con el humor bien afilado.
De lo anterior…sobre el rush modesto pero digno que se obtiene con el simple extracto de arándano rebajado en agua y traducido a placebo líquido asociado al dejavú del efecto del éxtasis… Cuando eventualmente se combina con un simple toque de THC ( tetrahidrocanabinol o cannabis sativa); de facto se desacelera el tiempo y así despacio en resonancia cósmica sucede que, de acontecerse por fortuna una estática tormenta eléctrica, se consigue percibir así un fenómeno audiovisual muy peculiar, al descubrir que: el trueno antecede al rayo invariablemente.
Experimentada de esta forma la realidad, es cuando con el humor vítreo alterado se entienden hechos tan alucinantes y poéticos como que la mayoría de las bellotas que durante la primavera esconden las ardillas, se les olvidan donde las enterraron y eso explica la frondosa vitalidad de los bosques y la ágil ligereza de estos gráciles y benditos roedores.
Destilando estas causalidades y casualidades entre lo increíble y lo asombroso, me quedo con la ilusión de que; el limón invertido, el arándano en tacha, las bellotas perdidas y los relámpagos alterados se dan en el imaginario de una dimensión paralela.