La verdad yo no sería tan adicto a tanta porquería sino fuera que día y noche a cada rato y en cada esquina te andan ofreciendo a todo volumen de chile y de dulce, calientitos los oaxaqueños ó llamando a la misma misa de puebla los camotes, a todo vapor chillando el estridente decibel. Si no es con uno ó el otro, está también la tentación de seguirse endrogando rematando mis bienes como fierro viejo que venda.

Es increíble la sofisticación, discreción y eficiencia de ésta cadena de suministro de lo nocivo. Es un eco sistema de distribución, financiamiento y consumo, un negocio a prueba de bala, una genuina innovación disruptiva y altamente sustentable.

A quien se le ocurrió tal genialidad empresarial. Como si fueran tiendas rodantes de conveniencia, justo ahí en cada esquina, frente a las narices de todos. Quien hubiera pensado, justo ahí burlándose de la clandestinidad, vendiendo estupefacientes al menudeo.

Si, así de fácil: Conectes ambulantes. El inocente carrito de tamales surte, como todo mundo sabe, todo lo que viene siendo de pasta y polvo del gabacho, y el mustio de los camotes trae surtido de hierbas y hongos de todos lados menos de Puebla. Con cualquiera de las dos franquicias consigues además dudosas anfetaminas o fármacos regulados sin necesidad de receta alguna.

No se los puedo asegurar pero creo que para atender la demanda adicional de comida chatarra y bebidas vitaminadas que se genera por lo mismo, existen convenios con los oxxos, los extras y los K´s, los cuales siempre encontraras sospechosamente uno cerca del la escena del conecte. Es pura conveniencia.

Por si fuera poco y como ya se los adelante arriba. Si no traes pal pasaje, el boleto del viaje mágico y misterioso lo sacas con la venta de alguno de tus triques que saques a la calle con el de la estaquitas parlante. Si no…¿ Porqué diablos crees que alguien se desharía impulsivamente de su microondas?

FIN

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By iPrado