Sin ir más lejos 2

VI. El dinero solo sirve para contarlo

Depreciar, despreciar y desprestigiar.

 El dinero sólo sirve para contarlo, no haciendo cuentas o adiciones, sino contando historias, me refiero a compartir algo valioso de contarse. Valorando sobre todo lo que enriquece la conciencia y enaltece el espíritu. La simple satisfacción de hacer el bien, apoyar y colaborar con el prójimo, con la comunidad y el planeta. Si el poder de compra sirve a causas nobles, entonces es una historia digna de contarse y presumirse. La narrativa, la forma y fondo de obtenerlo y circularlo es lo que vale y no el capital que acumulas, atesoras, que ostentas sin explicación ni razón alguna.

El dinero si acaso sirve para ganar el poder y la posición de servir y hacer lo correcto, no hay mayor prestigio que el de un pudiente al servicio del bien.

Dime como ganas tu dinero y te diré para que te alcanza.

Tranzar por poseer dinero debiera causar tal desprecio que el corrupto jamás pudiera comprar su dignidad de cara a sus hijos y frente a la sociedad. Sería sin duda un apestado. El dinero mal habido huele a descomposición y no hay loción, lujo ó remedio que oculte a nadie en estado de putrefacción.

A estos seres apestosos, si por un momento les pierdes el asco y los ves a los ojos, se les nota la angustia existencial, el terror a la luz. Se delata su triste incapacidad de razonar, se les alcanza a ver un vació abismal de inmensa ignorancia e inconciencia.

Ahí van penando por la mala vida, en su carrotes, imaginándose poderosos y protegidos por sus compinches. Pobres adinerados dan lástima y pena ajena.

De mi parte no hay reclamo a estos indigentes públicos, ahora si que la culpa es de uno. Se que todo empezó con un descuido, una mala broma, fue aquel día en secundaria cuando me cuentan que corrieron a gisazos al profesor de civismo, y desde entonces los ciudadanos nos hemos evadido de la responsabilidad cívica y política, dejando campo libre a los “licenciados”. Fuimos demasiado consecuente con los maleducados, con los abusivos, se perdió el rumbo, ganaron los malos.

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