Con todo por favor

 Un popular taquero se adjudicó astutamente en litigio una casa abandonada en una esquina estratégica para poder poner por fuera, en la banqueta, un puesto de tacos con licencia avalada por el vecino de a lado quien de conformidad se prestó sin reclamo alguno consintiendo el hecho como abajo firmante posible tercero perjudicado.

        Contabilizando también por fuera, el influyente taquero, un anuncio bien iluminado y bien pagado por reconocido refresco con cola y sin azúcar sobre un quiosco vacío de periódicos extintos con permiso del municipio y del mismo vecino amigo del predio contiguo.

Ambos ambulantes puestos justo a lado de la elegante mansión porfiriana propiedad de su querido compadre el mismísimo ministro en funciones de la suprema corte… y de justicia me echo un taco.

F I N

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *